El cine París en ruinas es un ejemplo de cómo los ayuntamientos no resuelven bien las cosas, adornan unas partes de la ciudad “para o inglês ver”, como se dice aquí, y el resto, que se pudra. O se dedique a la pura especulación inmobiliaria, con ciudades dormitorio como las que rodean esta bella ciudad.
Literalmente, eso es lo que está pasando con el Cinema París, junto a la Basílica de Estrela. Como es de propiedad privada, parece ser que ni el Ayuntamiento ni nadie les puede obligar a nada, simplemente a esperar a que se caiga para hacer un bloque de pisos. Los turistas que se apelotonan en el tranvía 28 pasan sin echarle una mirada –ya no está en las guías, no es mencionado-. Como se puede observar en la fotografía, y en el cuadro pintado hace unos quince años, cuando no estaba tan ruinoso, pero sí abandonado, es uno de los ejemplos lisboetas del Art Déco. Se abrió en 1931, para 786 plazas sentadas, con salón de té, muros decorados con frescos ya desparecidos.
Una película, de Wim Wenders, Lisbon Story, lo inmortalizó. Un libro, Os cinemas de Lisboa, de la erudita Margarida Acciaiuoli, (Lisboa, editora Bizâncio, 2012), lo estudia junto a tantos cines desaparecidos que constituyeron un ex libris de la ciudad.
Aunque Lisboa es una ciudad mejor conservada, no preservada (la preservó más la pobreza que la diligencia) que muchas otras capitales europeas, contrasta enormemente la riqueza de patrimonio arquitectónico con la banalidad y vulgaridad de los barrios construidos desde hace cuarenta años, curiosamente desde que se implantó la democracia. Parece como si el 25 de Abril no hubiera traido el buen gusto que caracterizara a esta ciudad, incluso bajo el salazarismo.
Pero, en el fondo es que hemos creado un turismo de parque temático, como en París, Venecia, Granada o Roma; se han de visitar, a toda prisa, monumentos, exposiciones y se explota el pasado sin casi mejorar el presente. Se vende la Lisboa monumental, la Baixa, los tranvías y lo contemporáneo se deja a constructores sin gusto y sin escrúpulos (véase Queluz, con su palacio y sus jardines, ahogado en bloques modelo casi soviético).