Francisco de Quevedo. Romance XCVII, La vida poltrona. Año 1630.
(…)
Pobre he de morir;
serviráme el serlo,
que si menos tuve,
que lo sienta menos.
Yo vivo picaño,
bien ancho y exento:
ni me pesa la honra,
ni frunce el respeto.
Haga yo mi olla
con sus pies de puerco,
y el llorón judío
haga sus pucheros.
Denme a las mañanas
un gentil torrezno,
que friendo llame
los cristianos viejos.
Tripas de la olla
han de ser revueltos
longanizas largas
y chorizos negros.
(…)
Quevedo, gran poeta, escritor, erudito, polemista, era de un antisemitismo feroz –aunque bastante propio de aquella época en España; este poema es paralelo al de Góngora, Ande yo caliente…, aunque menos conocido). Comer cerdo y matanza era hacer gala de ser cristiano viejo, no converso. Lo que significa que en esa época se tenía muy en cuenta el origen de las personas y que había muchos judíos conversos, siempre amenazados por la Inquisición.
El romance La vida poltrona es una perfecta descripción de la vida de la época, de los problemas cotidianos y la hartura de la Corte y sus fastos.