El pueblo de Hornos, trepado como un mirador sobre el Pantano del Tranco, en la Sierra de Segura (Jaén), ha cambiado mucho. Pero lo que ha ganado en modernidad, en casas más habitables, agua corriente, comodidades del día, lo ha perdido probablemente en misterio, en duende, como muestra esta fotografía de hace medio siglo. El castillo ha sido reconstruido demasiado y hoy alberga un interesante Cosmolarium donde se aprenden las estrellas y las constelaciones.
Dice Madoz que en el siglo XVIII hubo en su término minas de cobre y yacimientos de carburo y plomo, del que da fe el nombre de la Cortijada de La Platera. Había salinas, cuyas rentas “llevaba su Majestad”.
Muchas cosas antiguas guardaba, entre ellas un jarrón nazarí que estaba en la iglesia y que se expone desde hace décadas en el Museo Arqueológico de Madrid.
(Ver, en este mismo blog, Almanaque segureño).