Y este de abajo es el verdadero de mi padre, que se calentaba. Mi padrino, Francisco Camacho, lo compró y le llamaba el ‘Popotitos’. Aquí, camino de Santander, tras un calentamiento.
Y este de abajo es el verdadero de mi padre, que se calentaba. Mi padrino, Francisco Camacho, lo compró y le llamaba el ‘Popotitos’. Aquí, camino de Santander, tras un calentamiento.