Táctica de vencidos


Tal como quien devalúa su propia moneda antes de ir a comprar la mercancía, así el PSOE ante los secesionistas catalanes para lograr la investidura. Ese resto descolorido de la antigua izquierda española se rebaja a pactar pírricamente con virulentos nacionalistas que van a aprovechar la ocasión para implantarse mejor y aumentar su capital político.


No nos engañemos, que ni el revolucionarismo pequeño burgués de Unidas Podemos ni el de ERC van a trabajar por el ‘progreso’, sino por disolver el país y convertirlo en una especie de rompecabezas en el que faltarán muchas piezas.


Al fin y al cabo, no es de extrañar, ha desaparecido el proletariado internacionalista en la actual sociedad europea, ahíta de bienes de consumo y con un gran tedio que suple con el espectáculo como forma de vida, social y política. Una sociedad que se ha convertido en un narcisismo de masas.

Esta táctica de vencidos me recuerda los manejos de Daladier y Chamberlain en Munich en septiembre de 1938 para evitar la guerra, cediendo a Hitler los Sudetes y dejando definitivamente abandonada a su suerte a la República española. Ya antes habían mirado para otro lado con la guerra imperialista de Abisinia, con la No intervención en España. Pronto caería Austria. Daba igual. Hasta que la Wehrmacht desfiló por los Campos Elíseos y cayeron en la cuenta. Trop tard.


La táctica del PSOE hoy es una táctica de vencidos, no es dar un paso atrás para dar dos pasos adelante: es dar tres pasos atrás. Es constituirse en rehén de los secesionistas catalanes. Es también una contradictio in terminis pues se pretende ‘gobernar’ España precisamente apoyándose en los que detestan España y desean su desintegración. Ya lo experimentó Negrín cuando hacia el final de la guerra civil la Generalitat y los nacionalistas vascos dejaban en la estacada a la República española (lean la biografía de Negrín de Enrique Moradiellos).


También el PSC ha extraviado la brújula y se ha pasado con armas y bagajes al nacionalismo pequeño burgués aceptando ese engendro de “plurinacionalidad” o de “nación de naciones”.

Además de robarle el alma al país, de desencarnarlo, los objetivos que hubieran podido ser los siguientes, tal como la izquierda sostenía, no se alcanzarán:

1. No harán avanzar una educación pública igual para todos los ciudadanos de España. Entre otras cosas, porque los nacionalistas catalanes están muy vinculados a la Iglesia, como los nacionalistas vascos.

2. No conseguirán una igualdad de trato y calidad de la sanidad pública. Esta ya es desigual, pero va a serlo aún más, más privatizada y más subcontratada.

3. No conseguirán el equilibrio social, económico y territorial del país, pues los nacionalistas de Cataluña, una de las regiones más ricas del mundo, lo que no quieren es compartir.

4. La volatilidad política hará que el préstamo de dinero a España resulte más caro y la economía pueda entrar, si no en recesión, en estancamiento.

5. A falta de cohesión territorial, tampoco podrán trazar una política ambiental, ni del agua –ese bien cada vez más escaso-, ni de los ríos y cuencas hidráulicas, ni una protección integral de la naturaleza ni políticas de transición energética.

6. Y no tendrán un Estado español fuerte, con autoridad y legitimidad en la Unión Europea ni ante el mundo porque a los nacionalistas catalanes y vascos precisamente les interesa un Estado débil y tener sus embajaditas de turismo y propaganda.


En vez de inventarse un país (pues ya no será España, será otra cosa), “plurinacional”, o una “nación de naciones”, yo les pediría a estos señores y señoras del PSOE que tengan más lucidez, más inteligencia y más sentido del Estado. Porque al final, los españoles, no perdonarán esa capitulación nacional y el PSOE irá camino de su desaparición, como los socialistas franceses o italianos y casi los laboristas. Ya estamos fatigados, cansados y abandonamos. Lo que va a conseguir el PSOE al seguir esta táctica de vencidos es que se va a extender el derrotismo .

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2 comentarios en “Táctica de vencidos

  1. Siento estar de acuerdo con usted, pero nuestra realidad es así. La analogía con el el tratado de Munich es acertada; nadie quería una guerra, pero ceder ante un impresentable demostró ser peor. No fue solamente Negrin quien apercibió de la deslealtad de los nacionalistas vascos y catalanes con la República, otros (Araquistain, el propio Azaña) ya lo hicieron antes.

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