Se reanuda el trabajo en la Sociedade Nacional de Belas Artes de Lisboa tras más de un año a medio gas. Y ya voy produciendo. Gran formato.

Mylnikov fue un pintor ruso, nacido en 1919 y fallecido en 2012. Gran creador, fue profesor en el Instituto Repin de San Petersburgo (en honor del gran pintor Ilya Repin, el retratista de Tolstoi).
Nos dejó tres pinturas sobre España que refleja, de un lado, su gran capacidad artística y de otra, un cierto estereotipo del que no se libró: Corrida en Madrid, Crucifixión en Córdoba y Muerte de García Lorca. Son en realidad tres crucifixiones, es decir, una meditación del artista sobre los destinos de un país que amaba y que visitó en 1974, tras cuyo viaje pintó este tríptico. Curiosamente, el motivo de la cruz alude al motivo religioso de los trípticos clásicos del Renacimiento.
Estudió en el taller de Igor Grabar y su obra de fin de estudios, algo así como su doctorado, fue el famoso tema revolucionario El juramento de los marinos del Báltico. Su perfil de Lenin ha sido utilizado por los comunistas de muchos países. La Unión Soviética lo honró como uno de sus mejores pintores. Tras la disolución de la Unión Soviética, el menosprecio en Occidente por el comunismo ha ido acompañado por un menosprecio por la literatura y las artes de esa época, tiradas ‘a la basura’ por ser tachadas de ‘realismo socialista’. Los críticos literarios los han despachado como meros ‘funcionarios al servicio del Partido’. Sin embargo, a pesar del autoritarismo, de las exigencias del realismo socialista, hay grandes escritores y pintores que merecen ser recordados, como Andrei Mylnikov.
Una vez pensamos habernos encontrado a nosotros mismos
entre sus colinas azules y aquellas orillas sin arena
donde pasamos la desesperada noche en vela y oración,
así que hubimos recogido pecios, hecho una hoguera
y colgado una caldera como un firmamento,
la isla se quebró bajo nosotros como una ola.
La tierra que nos sostenía sólo pareció firme
cuando in extremis nos tendimos abrazándola.
Y creo que cuanto sucedió fue una visión.
de Seamus Heaney, (nacido en Irlanda del Norte, County Derry, en 1939; fallecido en Dublín en 2013)
(The Disappearing Island). Versión propia.
[Las fotografías de estos paisajes han aparecido en el Financial Times, How to spend it, de 20.6.2020]
Pintar acuarelas ayuda a pasar las horas, cuando ya he leído bastante, repasado los titulares de la prensa, escuchado música. Aquí presento seis acuarelas con autor que busca la aprobación de Morandi (no la de Pirandello).
La semana pasada, Rachel Spence, en el Financial Times, dedicaba un magnífico a Giorgio Morandi, The art of staying in, poniéndolo como ejemplo de un pintor confinado por decisión propia. Vivió siempre en la misma casa, en Bolonia, con alguna salida a una casa de campo no muy lejana. Su obra casi siempre giró en torno a naturalezas muertas, a bodegones de botellas, piezas de cerámica, muchas las mismas en diferentes órdenes y posición. Pero siempre en los mismos tonos tibios, apagados, de los que emanaba una especie de sosiego