Oliveira da Serra y otras explotaciones de olivar que son disparates ecológicos

El embalse de Alqueva, en el Alentejo, sobre el Guadiana,  es el más grande de Europa occidental y tiene una capacidad de más de 4000 millones de metros cúbicos, aunque sólo ha llegado a llenarse en tres cuartas partes. Por ahora sólo ha servido para que el gran agrobusiness se llene los bolsillos, plantando olivos de riego, en seto o espaldera, de forma que se agota el suelo, el agua y encima no se da trabajo pues está todo mecanizado.

Viene al caso porque es al paradigma del erróneo desarrollo o, mejor dicho, crecimiento agrícola. Los nuevos cultivos de olivar en España y Portugal son un disparate ecológico, botánico social y paisajístico, son insostenibles. Pero se produce y se obtienen pingües beneficios de la venta granel, como una commodity más, y de las subvenciones de la Unión Europea, cuya política agraria sólo ayuda a más producción, con un pequeño lavado de cara ecologista, un greenwashing. Por ejemplo, no hay ayuda alguna para limpiar los montes, y lo afirmo porque tengo montes de pinar, de pinos carrascos o de Aleppo, malos para madera pero importantes ecológicamente para reducir la huella de carbono, y también un pequeño olivar.

De esto no se habla en Glasgow ni en España ni en Portugal. Como, además, los ecologistas son fundamentalmente urbanos, de olivares, olivos y aceite no saben mucho. Y en España, las empresas agrarias no por casualidad detestan a Greta Thunberg.

A medio plazo, estos nuevos olivos no llegarán a ser centenarios ni mucho menos, se producirá y venderá aceite de menos sabor porque es de riego, habrá menos trabajo de recolección. Y se siguen vaciando los acuíferos y desertizando las cumbres de los montes.  Además, ese tipo de inversión sólo la pueden hacer las grandes empresas, lo que curiosamente va a fomentar de nuevo el latifundio o el arrendamiento de tierras a los pequeños y medianos propietarios. Es un modelo parecido al que usan las papeleras con las plantaciones de eucaliptus, que pagan a los propietarios por plantarles sus tierras y montes.

El manido y cursi eslogan del “oro verde”, referido al aceite de oliva, es una falsedad cada vez mayor. Si no, vayan a la provincia de Jaén, la mayor extensión de olivar del mundo, un monocultivo, y vean que sigue relativamente atrasada, abandonada, incomunicada, en comparación con el resto del país, siendo una de las más pobres y con menor densidad cultural de España, si no la más.

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