Salvador Espriu nació hace cien años (+1985). Su poesía en catalán es ya un canon clásico. Siempre con un sólido sentido religioso y ético, sus versos son un estímulo para el espíritu además de un regalo para el oído, recitados en catalán.
De su libro La pell de brau –La piel de toro- (1960) son los siguientes, casi premonitorios de la crisis económica y moral por la que atravesamos y de lo que se debería hacer para superarla (justicia, honestidad y trabajo):
Avui la paella xauxina a foc lent,
davant les obertes boques de la fam dels fills,
l’escassíssim xanguet que vàrem heure,
enmig del bàtec i de les fortunes del mar.
Els peixos són tres, com els peus del braser,
i designem els uns i els altres amb els noms
–que escrivim amb una lletra clara i prou petita-
de justícia, i honestadat, i treball.
I convidem a taula els jovens que badallen
i els mostrem imperativament el magre menjar,
perquè calmin amb ell una mica la gana
i puguin encendre després, amb els dits balbs,
havent ja obert a l’aire i a la llum les obligades golfes,
els primers i eterns carbons en el braser dels tres peus.
Hoy la sartén crepita a fuego lento,
ante las bocas hambrientas de los hijos,
la magra borralla que tendrán
en medio del chubasco y de la fortuna del mar.
Los peces son tres, como los pies de las trébedes
y los denominan unos y otros
–que escribimos con letra clara y bastante pequeña-
justicia, honestidad y trabajo.
E invitan a la mesa a los jóvenes que bostezan de hambre
y les muestran así la escasa comida,
para que con ella calmen algo las ganas
y puedan encender después, con los dedos ateridos,
una vez abiertos al aire y a la luz los forzados desvanes,
los primeros y eternos tizones en el brasero de tres pies.
(Versión de J.-A. Ruiz Baudrihaye)